¿Qué tienen en cómún las mariposas, la mecánica cuántica, la poesía y la basura, con la arquitectura? El pabellón danés 2014 de Venecia para la Bienal de Arquitectura, invita a sentir, maravillarse y reflexionar cuando te encuentres con el olor a suciedad, leas la carta de Niels Bohr a Einstein, escuches el sonido de la poesía y entierres tus pies en agujas de pino. El pabellón reintroduce el poder olvidado de la estética como complementaria a lo racional y da cuenta que los dos juntos, forman la base de nuestra toma de decisiones para el futuro.
Hace casi cien años, Bohr y Einstein debatieron sobre la complementariedad de la mecánica cuántica. Hoy en día, el arquitecto paisajista danés y curador del pabellón danés, Stig L. Andersson, argumenta que el enfoque filosófico de Bohr sobre la estética - y lo que la olvidada modernidad representa - es esencial para construir un camino común hacia un futuro sostenible y que el pabellón puede reintroducir el poder de la estética como un complemento esencial para lo racional.
El pabellón danés es parte de un proyecto más amplio que debate sobre el futuro de Dinamarca. El proyecto denominado DK2050, propone que tanto la racionalidad como la estética son poderes cruciales, al momento de crear imágenes de nuestras ciudades y de la sociedad en el futuro y se pregunta; ¿Cómo vamos a vivir en Dinamarca en el año 2050? ¿Cuáles son los retos y dilemas que nos depara el futuro? ¿Cómo pueden las ciudades, los políticos y cada uno de nosotros participar y navegar en la toma de decisiones en un camino común hacia un futuro sostenible?
El espacio arquitectónico fue construido después de que el Centro de Arquitectura Danesa le encargara al reconocido arquitecto paisajista danés Stig L. Andersson, curar el pabellón danés.
"Mi ambición es presentar la interrelación de las partes olvidadas, reprimidas o subexpuestas de la dinámica de la modernidad danesa. No sólo en la historia de la arquitectura, sino también en la ciencia, el arte y la poesía ", declaró el profesor y arquitecto paisajista Stig L. Andersson.
Texto cortesía del equipo curatorial.